29 de setiembre, Día Mundial del Corazón

Las enfermedades cardiovasculares (ECV), son trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos, que suelen desarrollarse en su mayoría por estilos de vida poco saludables de las personas y se han transformado en uno de los problemas de salud pública más importantes. Tradicionalmente el día mundial del corazón se celebra con una actividad multitudinaria, sin embargo, en esta ocasión y bajo los nuevos lineamientos que exigen las autoridades de salud se contará con una celebración virtual durante todo el mes de setiembre.

Dentro del grupo de las enfermedades cardiovasculares se pueden encontrar hipertensión arterial, cardiopatía isquémica coronaria, enfermedad cerebrovascular, enfermedad vascular periférica, insuficiencia o falla cardíaca, cardiopatía reumática, cardiopatía congénita, y miocardiopatías. En el último milenio y tan solo en falla cardíaca se ha dado una prevalencia de más de 23 millones de pacientes a nivel mundial1.

Lamentablemente, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de mortalidad a nivel mundial, afectando de igual manera a hombres y mujeres, en donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en el 2015 fallecieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo. De esas defunciones, aproximadamente 7,4 millones se debieron a cardiopatías coronarias y eventos isquémicos (ataques al corazón), mientras que 6,7 millones a accidentes cerebrovasculares.  Para el 2030, se proyecta que alrededor 23,6 millones de personas morirán al año en el mundo a causa de ECV 2-4.

“El incremento de casos diarios ha sido significativo y esto es debido a la presencia de una combinación de factores de riesgo, tales como el consumo de tabaco, antecedentes familiares, mala alimentación, diabetes, obesidad, inactividad física, abuso del alcohol e hipertensión arterial, entre otros”, especificó Daniel Quesada presidente de la Asociación Costarricense de Cardiología (ASOCAR).

La OMS afirma que el 80% de los infartos de miocardio y de los accidentes cardiovasculares prematuros se pueden prevenir, a través de varias estrategias conjuntas: llevando a cabo una detección temprana, manteniendo un estilo de vida saludable y un constante control de factores como la hipertensión, niveles elevados de colesterol y azúcar para valorar el riesgo de infarto.  Por ejemplo, es de suma importancia monitorear con regularidad la presión arterial, ya que la hipertensión es una de las principales causas de insuficiencia cardíaca, infarto al miocardio y accidentes cerebrovasculares, y sin embargo no presenta síntomas en la mayoría de los pacientes, es decir, es una enfermedad silenciosa. 

En Costa Rica, la falla cardíaca, al igual que las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de muerte, donde datos brindados por la OMS, se registran aproximadamente 6.000 personas fallecidas, reduciendo la expectativa de vida de 73,8 años a 62,6 años. Esto ha comprometido al país a tomar iniciativas y esfuerzos, desde campañas de educación y prevención, hasta la mejora en los servicios de salud.5,6

Por otra parte, bajo el marco actual de la pandemia del Covid-19, el 10% de las personas con una enfermedad cardiaca tienen mayor probabilidad de presentar síntomas graves6,7, aumentando el riesgo de eventos cardiovasculares, como infarto agudo de miocardio, miocarditis y arritmias.8

Recientes estudios indican que, en Estados Unidos, casi el 40% de las personas hospitalizadas por el virus presentaban alguna cardiopatía.7 El virus del Covid-19 puede afectar de manera importante a personas con afecciones cardíacas no controladas, como insuficiencia cardíaca, hipertensión (presión arterial alta) o enfermedad de las arterias coronarias, complicando el proceso de recuperación del paciente.